RESILIENCIA EN EL AULA: cómo ayudar a los estudiantes a crecer frente a los retos
- Pizzini Argentina
- 3 nov
- 2 Min. de lectura
Caerse no es el problema, lo importante es aprender a levantarse. En el aula, cada reto, error o fracaso puede convertirse en una oportunidad para crecer si los estudiantes cuentan con las herramientas adecuadas. La resiliencia no es un don reservado a unos pocos, sino una competencia que puede enseñarse y fortalecerse día a día. En este artículo exploramos cómo los docentes pueden acompañar a sus alumnos en ese camino, ayudándoles a transformar la dificultad en motor de aprendizaje y fortaleza personal.

La psicología lo llama resiliencia: la facultad de adaptarse, de no hundirse frente a la adversidad, e incluso de salir fortalecido de ella. El Banco Interamericano de Desarrollo la incluye, junto con otras que estamos viendo en esta serie, entre las 10 habilidades más decisivas para la vida, y la investigación científica muestra que puede marcar la diferencia entre un alumno que se rinde a la primera y otro que convierte un tropiezo en impulso.
Lo bueno es que, en contra de lo que puede pensarse, la resiliencia no depende solo del temperamento ni de la genética. Depende de contextos, de prácticas educativas, de adultos que sepan ofrecer seguridad y al mismo tiempo desafíos. En este artículo veremos cómo los docentes pueden acompañar a sus estudiantes a crecer frente a los retos, no esquivándolos, sino dándoles la vuelta hasta transformarlos en aprendizaje.
Qué entendemos por resiliencia y por qué importa
La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad, adaptarse y salir fortalecido. En términos escolares, significa que un niño que suspende un examen no se hunde en la desesperación, sino que busca cómo mejorar para el siguiente. O que, ante un entorno familiar complicado, consigue mantener su rumbo gracias a apoyos dentro y fuera de la escuela.











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