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SEÑALES DE ALERTA Y ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN DE LA LUDOPATÍA EN EL ÁMBITO EDUCATIVO

  • Foto del escritor: Pizzini Argentina
    Pizzini Argentina
  • 1 jun
  • 2 Min. de lectura

La ludopatía, o adicción al juego, no es solo un problema que afecta a los adultos; también puede impactar a niños y adolescentes, especialmente con el creciente acceso a videojuegos con microtransacciones y plataformas de apuestas en línea. En el contexto educativo, es fundamental que docentes y familias estén atentos a las señales de alerta y conozcan estrategias de prevención para evitar que el juego se convierta en un problema que afecte el desarrollo académico, social y emocional de los estudiantes.


 

¿Qué es la ludopatía?

La ludopatía es un trastorno caracterizado por el juego compulsivo, donde la persona pierde el control sobre el tiempo y los recursos que dedica al juego, a pesar de las consecuencias negativas que esto genera. En niños y adolescentes, la adicción puede manifestarse en juegos de azar, videojuegos con compras integradas o apuestas en plataformas en línea.

 

A diferencia del juego recreativo, que puede ser una actividad sana y educativa, la ludopatía implica una dependencia que interfiere con otras áreas de la vida del niño o adolescente.

 

Señales de alerta en niños y adolescentes

Es crucial identificar cuando el juego deja de ser una actividad recreativa y se convierte en una conducta compulsiva. Algunas de las señales que pueden indicar un problema incluyen:

 

1. Cambio en el rendimiento académico

Descenso repentino en las calificaciones.

Falta de concentración y menor interés por las actividades escolares.

Olvido de tareas y dificultades para seguir instrucciones.

2. Aislamiento social

Prefieren jugar antes que interactuar con amigos o participar en actividades familiares.

Evitan reuniones sociales o muestran desinterés por juegos y deportes fuera del entorno digital.

3. Mentiras y secretos

Ocultan dispositivos o mienten sobre el tiempo que pasan jugando.

Modifican horarios de sueño y actividades diarias para poder jugar.

4. Cambios emocionales

Irritabilidad o ansiedad cuando no pueden jugar.

Episodios de frustración extrema o agresividad si se les limita el acceso al juego.

5. Problemas económicos

Piden dinero con frecuencia sin una razón clara.

Comienzan a vender objetos personales para financiar sus juegos.

6. Dificultad para dejar de jugar

Insisten en seguir jugando a pesar de las consecuencias negativas.

Pierden la noción del tiempo y muestran dependencia constante de dispositivos.

 

 

 

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